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El barroco de la catedral de Girona: el maestro de capilla Josep Gaz (1690-1713). JOSEP GAZ, nacido en Martorell (Barcelona) en 1656 en una familia de artesanos, empezó sus estudios musicales en una escolanía de Barcelona, y con solo 19 años ganó la plaza de maestro de capilla en Mataró, pasando luego por Santa María del Mar en Barcelona hasta llegar a la catedral de Girona donde ganó por oposición la plaza de maestro de capilla en 1690, permaneciendo aquí hasta el finn de sus días. En 1711 se jubiló de su cargo debido a los intensos dolores que le provocaba la gota. A continuación obtuvo plaza de tenor hasta su muerte en diciembre de 1713. Dicha capilla de música contaba, en tiempos de Gaz, con unos 20 miembros, cuatro de los cuales eran escolanos, niños de coro destinados a las voces agudas. Las necesidades litúrgicas de la catedral, muy variables a lo largo del año, aconsejaban de disponer en ella de un núcleo ?jo de cantantes e instrumentistas, a cuyo núcleo se añadían otras voces o instrumentos según la complejidad de la composición. Esta forma variable daba al maestro una amplia libertad, facilitando la composición de piezas de formato pequeño, con una estructura musical basada en un solo vocal acompañado de bajo continuo, estructura apta para las necesidades litúrgicas de cofradías y corporaciones locales, junto con otras piezas de formato mayor para las grandes fiestas. Los estudios dedicados hasta el presente a la obra de Gaz son escasos, a pesar de la cualidad de sus composiciones. No se conserva ninguna imagen suya, pero distintos indicios nos permiten imaginarlo como hombre de complexión rellena, muy trabajador, organizado, con facilidad de palabra y fecunda imaginación. Su formación debió ser amplia y sólida, tanto por lo que leemos en los textos de sus obras como por la cualidad y originalidad de sus composiciones musicales. En ellas la lengua utilizada es la castellana, siendo el catalán marginal, ya que aparece solo en algunos villancicos en boca de campesinos y pastores. Los textos de dichas composiciones pueden incluirse dentro de la corriente conceptista de la literatura barroca castellana, junto con un cierto culteranismo formal, siguiendo probable- mente a Calderón de la Barca, la obra del cual conoció puesto que conservamos parte de una adaptación suya del auto sacramental de Calderón titulado Afectos de Odio y Amor. La métrica de los textos usados en sus composiciones es muy libre, y emplea con frecuencia la rima, aunque forzada y además utiliza muchas imágenes retóricas, y diversas ?guras literarias que di?cultan su comprensión. La imagen de la ciudad de Girona que el compositor encontró al llegar nos resulta poco clara, ya que mientras por una parte algunos elementos demuestran una cierta vitalidad, otros muestran una clara decadencia. Entre los primeros seña- laríamos el número de alumnos de la Universidad, unos cuatrocientos, cantidad respetable para una ciudad de siete mil habitantes. Entre los signos de decadencia hallamos la huida a lo largo del siglo XVII de la nobleza de la ciudad -la que residía en la actual calle de Ciutadans- hacia Madrid a la búsqueda de los favores de la corte de los Austrias, huida que causó la desaparición de los mecenas y con ellos la de un buen puñado de familias. Los ataques sufridos por la ciudad a lo largo del mismo siglo provocados por la expansión militar de Luis XIV, favorecieron igual- mente esta decadencia, hecho que comportará por ejemplo que la ciudad de Olot en el 1700 tenga más habitantes que Girona. La ausencia de mecenazgo fue suplida de alguna manera por la Iglesia de la Contrarreforma, en plena expansión tras los conflictos religiosos del siglo XVI, ya que consiguió reforzar su poder, creando a la vez nuevas formas de piedad popular y dando nuevos impulsos a la música religiosa. A todo lo cual hay que añadir la creación, dentro de la ciudad, de nuevos conventos y nuevas órdenes religiosas. Difícilmente puede entenderse la música de la época y la del mismo Gaz sin tener presentes los cambios radicales experimentados a lo largo del siglo XVII en el ámbito de la filosofía y de la concepción del mundo. Galileo, Huygens, Leibniz, entre otros científicos y filósofos, proponen una nueva cosmología que ya no estará basada en un mundo finito fácilmente veri?cable, sino que lo hará en el mundo conceptual de la nueva astronomía y las nuevas matemáticas, que pueden pensarse pero no imaginarse, ya que sobrepasan nuestras constataciones diarias. Es- tas nuevas ciencias muestran un mundo ilimitado, enorme, vacío, creatura hecha también por Dios, pero por un Dios que ahora aparece mucho más grande y más severo a medida que los límites del universo se alejan. Las relaciones personales con este Dios, cuya imagen ha cambiado, se transformarán igualmente: el misticismo, basado más en el sentimiento que en la razón, será uno de los caminos de la nueva vida religiosa. Gaz lo seguirá con frecuencia utilizando el lenguaje de los místicos castellanos. Y es preciso también no olvidar el papel de los artesanos en este contexto: quienes construyeron los nuevos instrumentos para la observación científica que está en la base de esta revolución fueron tan artesanos como quienes crearon los nuevos instrumentos musicales del barroco, sin los cuales esta música hubiese sido imposible. El estilo musical de Gaz es una mezcla del estilo castellano de la corte, severo y austero, con el nuevo estilo italiano, llegado a través del puerto de Barcelona, más amable y juguetón, estilo que incorpora los nuevos instrumentos musicales - violines y violoncelos- que permitirán nuevas sonoridades para acompañar al primitivo bajo continuo, obteniendo más realce musical y más pompa sonora. Su versatilidad junto con sus melodías, muy elaboradas y variadas, lo destacan entre sus contemporáneos. Quizá el mejor ejemplo de la función de puente que tiene su estilo lo encontremos en la obra, presente en este CD La Concepción de María. En ella Gaz yuxtapone pasajes de estilo antiguo a otros ya plenamente italianos y burgueses. Igualmente algunos de sus villancicos son en realidad cantatas primitivas, en las que al estribillo y a las coplas tradicionales se le añade un recitativo y en algunas ocasiones un aria. Además impulsó el uso de los violines, que con él con- siguen su afianzamiento. 1. Oy que Gerona
a Maria (1710): el archiduque Carlos de Austria, pretendiente al trono
de Madrid durante la guerra de Sucesión (1702-1713) entre Austrias
y Borbones, visitó Girona en enero de 1710, después que
la ciudad decidiera pasarse al bando austriacista en el 1705 bajo presión
de Barcelona. Entonces el obispo de la ciudad, Joan Miquel Taverner, felipista
insigne, emigró a Perpiñán protegido y pagado por
Luis XIV. La bienvenida dispensada al archiduque fue majestuosa, con fiestas
populares y recepciones protocolarias. Este villancico solemne fue cantado
durante su estancia en la catedral, donde se celebraron diversas misas
simultáneas mientras el pretendiente asistía a la principal.
La composición, extensa y con abundancia de voces e instrumentos,
describe de manera popular sus derechos sucesorios al trono de Madrid,
derechos corroborados por unas maravillas que según el autor señalan
claramente quien tiene el favor divino para ser coronado rey. Jaume Pinyol, Óscar Bonany |
Información técnica del CD
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Sitio web: Jesús del Oso
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